50. Más Allá de San Agustín
1 de julio de 2014 - Para seguir los pasos de los conquistadores españoles que vinieron a Norte América hace unos 500 años, a veces las rutas marinas son necesarias. Y fue así que me encontré en Econfina Creek (Arroyo Econfina) en el noroeste de Florida.
Después de ver como la expedición de Pánfilo de Narváez llegó a Florida en 1528 — desde un bote moderno que arribó en San Petersburg — también quería ver como algunos de sus sobrevivientes escaparon de Florida y de las flechas de los indígenas, esta vez desde la perspectiva de una canoa. “En este tiempo algunos andaban cogiendo mariscos por los rincones de las entradas de la mar, en que los indios, en dos veces que dieron en ellos, nos mataron diez hombres a vista del real, sin que los pudiésemos socorrer”, escribió uno de los sobrevivientes, Alvar Núñez Cabeza de Vaca. “Los hallamos de parte a parte pasados con las flechas; que aunque algunos tenían buenas armas, no bastaron a resistir para que esto no se hiciese, por flechar con tanta destreza y fuerza como arriba he dicho”. Los conquistadores se escaparon de esa área en las canoas de los indios y en barcazas que construyeron para volver al Golfo de México. "Anduvimos siete días por aquellos ancones, entrados en el agua hasta la cinta, sin señal de ver ninguna cosa de costa”, relató Cabeza de Vaca en su libro “La Relación” de 1542. Y cuando finalmente alcanzaron el golfo, muchos de ellos — incluso de Narváez — fueron barridos por fuertes corrientes, para nunca más ser vistos. Lo hice por cuatro horas, en una canoa rentada, y cubrí solo siete millas del viaje por ese arroyo, nunca llegando al golfo. Y solo me tuve que preocupar por los mosquitos, por las arañas que caían de los arboles y dentro de la canoa, por las víboras mocasín, y por el agotamiento del calor. Pero mi amigo y compañero de viaje Gustavo Villageliu mantuvo todo en contexto. “Su tu piensas que esto es difícil”, Gustavo repetía, “imagina hacer esto con las flechas disparando de ambos lados del arroyo”. ¡Sin embargo, esa era la razón por la cual estábamos allí! Mientras otros se divertían en la selvática Florida, nosotros retrocedíamos al pasado para comprender las dificultades que padecieron los primeros exploradores europeos en Norte América. Para aquellos que quieren imaginar esa experiencia, he puesto un corto video del viaje por canoa en mi blog de Facebook (facebook.com/HiddenHispanicHeritage), y en esta pagina. Pero ya era tiempo de continuar la Gran Gira por la Historia Hispanoamericana, y, muy cerca, Gustavo había localizado en el GPS de su teléfono el sitio del Observatorio Ellicott, donde una pancarta explica que la frontera entre Florida y Georgia tiene raíces hispanas. "Al final de la Guerra de Independencia de América en 1783, Florida fue devuelta a España después de 20 años de control de Inglaterra”, el letrero explica. "Pronto hubo controversia sobre el lugar exacto de los limites de la Florida española y el estado de Georgia. En 1795, España y los Estados Unidos firmaron el Tratado de San Lorenzo, un acuerdo arreglando el limite en cuestión en el trigésimo primero paralelo y proveyendo que se haga un estudio para determinar la ubicación exacta de esa línea. En mayo, 1796, el Presidente George Washington designó a Andrew Ellicot, un matemático topógrafo con experiencia, como Comisionado Americano para el estudio. Después de mucha demora, el trabajo comenzó en junio 1798. Un grupo de topógrafos españoles y americanos cargando una enorme acumulación de los aparatos necesarios para hacer astronómicas medidas comenzaron el oficio de determinar la línea fronteriza…” Fue una rápida parada en el camino, pero demostró que a veces hasta los limites fronterizos son parte de nuestra oculta herencia hispana. Gustavo y yo tomamos algunas fotografías y continuamos porque estábamos ansiosos de ver un tesoro de mucha historia hispana en el “Primer Asentamiento de América”. ¡No, no es San Agustín! Cada vez que pongo fotos en Facebook de hitos hispanos que hemos visitado, alguien siempre presume que debe ser San Agustín. Y cada vez que pongo una foto de una estatua de un conquistador, alguien supone que debe ser Ponce de León. Pero, aunque he estado en San Agustín y he escrito sobre su historia varias veces, no fui ahí en este viaje, porque mi intensión es hacer que la gente vea la herencia hispana mas allá de San Agustín y de León. Que conste: Aunque la primera colonia inglesa, Jamestown, Virginia (1607), engañosamente se dice llamar la “Cuna de América”, y San Agustín (1565), fue establecida 42 años antes, es Pensacola, Florida (1559), que correctamente tiene el derecho al apelativo “Primera Colonia de América”. En Pensacola, Gustavo y yo estábamos contentos de ver a una ciudad que orgullosamente promueve su herencia hispana. Es ahí donde se encuentra una impresionante estatua de uno de los conquistadores menos conocidos, Tristán de Luna, en una hermosa plaza mirando a la Bahía Pensacola, y un letrero que explica porque la ciudad se considera la “Primera Colonia de América”. "En Agosto de 1559, una expedición liderada por Tristán de Luna y Arellano arribó en la Bahía Pensacola para establecer Santa María de Ochuse, un asentamiento que precedió a la fundación de Jamestown por medio siglo y San Agustín por una media docena de años. Saliendo de Veracruz el 11 de junio, 1559, de Luna estaba al frente de una de las más formidables expediciones en la historia Americana: una flota de 11 barcos con mas de 1,500 personas, más que el doble de las anteriores expediciones a Florida. Aunque la colonización falló en 1561, fue el asentamiento colonial que duró más tiempo hasta esa fecha en lo que hoy es Estados Unidos”. Ahí es donde se puede entender que el curso de la historia americana hubiera ido en una dirección diferente si no fuera por un huracán que casi aniquiló la expedición. "Poco después de llegar, y antes de que un asentamiento formal podría haber sido establecido un huracán golpeo a Pensacola. La feroz tormenta destruyó la mayoría de la flota y provisiones, dándole a la desamparada expedición un golpe que no pudo recobrar”, informa una exhibición en el Museo Estatal T.T. Wentworth, Jr. en el centro de Pensacola. Ahí todavía se puede ver una ancla de uno de las embarcaciones de De Luna, recuperada en la Bahía de Pensacola por un equipo de arqueólogos marinos del estado de Florida en 1992. "Si la expedición de Luna hubiera tenido éxito, la historia de América hubiera sido muy diferente”, concluye la exhibición. Pero esta no es la única vez en que el curso de la historia americana fue desviada en Pensacola. En el mismo museo, se aprende como la armada española, bajo el General Bernardo de Gálvez y muchos reclutados de Latinoamérica, vencieron a los ingleses en Fort George y cambió el curso de la Revolución Americana. "Al perder el control de Pensacola, Inglaterra perdió su posición en el Golfo de México. Con las líneas de suministros interrumpidas y los movimientos de las tropas severamente obstaculizadas, los ingleses no podían eficazmente atacar a Washington de la retaguardia. El resultado en Pensacola permitió al General Washington fijar sus recursos en el frente este de la guerra”. Aunque es una de las menos conocidas batallas de la Revolución Americana, la Batalla de Pensacola fue un compromiso militar feroz de dos meses. Gálvez se apoderó de la ciudad con 32 barcos de guerra y unos 3,000 hombres. En el Fort George Memorial Park, donde una sección del fuerte ha sido reconstruida encima de su cimiento original, un marcador reconoce, “Aunque España no fue un aliado oficial de los Estados Unidos, su victoria en Pensacola hizo una contribución significativa al éxito de la Revolución Americana”. Y no muy lejos de ahí, encontramos la Plaza Ferdinand VII, un hito histórico nacional que reconoce donde España — "incapaz de detener la marea del expansionismo americano”, de acuerdo a la exhibición Wentworth — formalmente transfirió Florida a los Estados Unidos por unos tristes $5 millones en 1821. Endeudada y en riesgo de perder a Florida sin ninguna compensación, España no tuvo otra opción más que aceptar la oferta. Por supuesto, ya que estoy acoplando muchas notas y fotos que no tengo espacio para poner aquí, todo esto es fruto para futuras columnas. A donde sea que se mira en el centro de Pensacola, la historia y cultura española está visible. Pero también fuimos a Batería de San Antonio, el depósito naval de España en Barrancas, una fortificación construida en 1797 para proteger a la bahía de Pensacola después de que el área fue recapturada de los ingleses. Fue reconstruida por los americanos en los años 1840. Se ubica en una barranca que mira a la entrada del puerto y fue usada para disparar balas de cañón a barcos enemigos que trataban de entrar al puerto. Porque Fort Barrancas es ahora parte de la Estación Aérea Naval Pensacola, pudimos ver la belleza majestosa del Cementerio Nacional Barrancas, donde hay muchos nombres hispanos en las inmaculadas lapidas blancas. ¡Si sabe a donde mirar, la herencia hispana esta en todas partes! La próxima semana, esta columna visita al territorio de pantanos, donde fuerzas francesas y españolas competieron por espacio y poder, donde otro poco conocido latino lideró a las fuerzas victoriosas de la Guerra Civil, y donde nuestra oculta herencia hispana necesita ser expuesta. Traducido al español por Susana Hayward COPYRIGHT 2014 CREATORS.COM |
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